jueves, octubre 26, 2006

Dia de Muertos y Altar de Muertos

Sobre los Origenes del Dia de Muertos

La muerte es el destino inexorable de toda vida humana y es natural que nos asuste y angustie su realidad, sobre todo cuando vemos de cerca el peligro de morir o cuando afecta a nuestros seres queridos. Este resumen dedicado a la celebración del Día de Muertos tiene el propósito de acercar a niños y adultos con la idea de la muerte, para que la vayan aceptando como parte inevitable de la vida humana, conocer cómo algunas culturas antiguas también hacían ritos sobre la muerte; y fortalecer el carácter desde el punto de vista religioso. Además, espero pueda ayudar a entender mejor la sensibilidad mexicana, nuestra manera tan particular entender y dar sentido a la celebración del Día de Muertos. Más que el hecho de morir, importa más lo que sigue al morir. Ese otro mundo sobre el que hacemos representaciones, costumbres y tradiciones que se convierten en culturas, todas de igual importancia, pues ante el camino desconocido que la muerte nos señala, sólo es posible imaginarla con símbolos.

EL CULTO A LOS MUERTOS EN OTRAS CULTURAS
En las culturas antiguas como la China y Egipcia el culto a los muertos es un símbolo de unidad familiar. Les rendían culto construyendo templos y pirámides. En la cultura China por ejemplo, en los aniversarios, se quemaba incienso, se encendían candelas y colocaban ofrendas de alimentos sobre un altar. Eran los días en los que se recordaba las grandes deudas que se tenían con los antepasados. Los antiguos egipcios creían que el individuo tenía dos espíritus. Cuando fallece, uno va al más allá y el segundo queda vagando en el espacio, por lo que tiene necesidad de comer. Consideraban que este espíritu vivía en el cuerpo que ellos cuidadosamente habían embalsamado, de esta manera el espíritu podía seguir existiendo. Este espíritu era quien recibía las ofrendas.

LOS AZTECAS Y EL CULTO A LA MUERTE
La fiesta de muertos está vinculada con el calendario agrícola prehispánico, porque es la única fiesta que se celebraba cuando iniciaba la recolección o cosecha. Es decir, es el primer gran banquete después de la temporada de escasez de los meses anteriores y que se compartía hasta con los muertos. En la cultura Náhuatl se consideraba que el destino del hombre era perecer. Este concepto se detecta en los escritos que sobre esa época se tienen. Por ejemplo, existe un poema del rey y poeta Netzahualcóyotl (1391-1472): Somos mortales - todos habremos de irnos, - todos habremos de morir en la tierra... -Como una pintura, - todos iremos borrando. - Como una flor, - nos iremos secando - aquí sobre la tierra.. - Meditadlo, señores águilas y tigres, - aunque fuerais de jade, - aunque fuerais de oro, - también allá iréis - al lugar de los descansos. - Tendremos que despertar, - nadie habrá de quedar.
Este sentimiento de la representación del destino se debe entender en el sentido de que el pueblo azteca se concebían como soldados del Sol, cuyos ritos contribuían a fortalecer al Sol-Tonatiuh en su combate divino contra las estrellas, símbolos del mal y de la noche o de la oscuridad. Los aztecas ofrecían sacrificios a sus dioses y, en justa retribución, éstos derramaban sobre la humanidad la luz o el día y la lluvia para hacer crecer la vida.
El culto a la muerte es uno de los elementos básicos de la religión de los antiguos mexicanos. Creían que la muerte y la vida constituyen una unidad. Para los pueblos prehispánicos la muerte no es el fin de la existencia, es un camino de transición hacia algo mejor.
Esto salta a la vista en los símbolos que encontramos en su arquitectura, escultura y cerámicas, así como en los cantos poéticos donde se evidencia el dolor y la angustia que provoca el paso a la muerte, al Mictlán, lugar de los muertos o descarnados que esperan como destino más benigno los paraísos del Tlalocan.



[Atado de Caña]

[Mictlantecuhtli]

Los aztecas dividían el tiempo en siglos de 52 años. Al final de cada ciclo, celebraban una ceremonia llamada "la atadura de los años". En la escultura, cada ciclo está representado por un "atado de cañas". Este atado esculpido en piedra simboliza el fin de un cliclo azteca.
Mictlantecuhtli era el dios de los muertos. Los que morían de muerte natural iban al "Mictlan"



[Representación del "Tlalocan" o el paraíso]
El sacrificio de muerte no es un propósito personal; la muerte se justifica en el bien colectivo, la continuidad de la creación; importa la salud del mundo y no entraña la salvación individual. Los muertos desaparecen para volver al mundo de las sombras, para fundirse al aire, al fuego y a la tierra; regresa a la esencia que anima el universo. Los sacrificios humanos se consideran como el tributo que los pueblos vencedores pagaban a sus dioses, y ellos a su vez alimentaban la vida del universo y a su sociedad. Por otro lado, cuando alguien moría, organizaban fiestas para ayudar al espíritu en su camino. Como en la antigua cultura egipcia, los antiguos mexicanos enterraban a sus muertos envueltos en un "petate", les ponían comida para cuando sintieran hambre, ya que su viaje por el Chignahuapan (del náhuatl: nueva apan, en el río; o "sobre los nueve ríos"), parecido al purgatorio, era muy difícil de transitar porque encontrarían lugares fríos y calurosos.


LA CELEBRACION EN LA ACTUALIDAD
Esta celebración conserva mucha de la influencia prehispánica del culto a los muertos, las encontramos en Tláhuac, Xochimilco y Mixquic, lugares cercanos a la ciudad de México. En el estado de Michoacán las ceremonias más importantes son las de los indios purépechas del famoso lago de Pátzcuaro, especialmente en la isla de Janitzio. Igualmente importantes son las ceremonias que se hacen en poblados del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca y en Cuetzalán, Puebla.
Sobre sus altares encienden velas de cera, queman incienso en bracerillos de barro cocido, colocan imágenes cristianas: un crucifijo y la virgen de Guadalupe. Ponen retratos de sus seres fallecidos. En platos de barro cocido se colocan los alimentos, estos son productos que generalmente ahí se consumen, platillos propios de la región. Bebidas embriagantes o vasos con agua, jugos de frutas, panes de muerto, adornados con azúcar roja que simula la sangre. Galletas, frutas de horno y dulces hechos con calabaza.


SENTIDO MEXICANO DE LA MUERTE
En el México contemporáneo tenemos un sentimiento especial ante el fenómeno natural que es la muerte y el dolor que nos produce. La muerte es como un espejo que refleja la forma en que hemos vivido y nuestro arrepentimiento. Cuando la muerte llega, nos ilumina la vida. Si nuestra muerte carece de sentido, tampoco lo tuvo la vida, "dime como mueres y te diré como eres".
Haciendo una confrontación de los cultos prehispánicos y la religión cristiana, se sostiene que la muerte no es el fin natural de la vida, sino fase de un ciclo infinito. Vida, muerte y resurrección son los estadios del proceso que nos enseña la religión Cristiana. De acuerdo con el concepto prehispánico de la muerte, el sacrificio de la muerte -el acto de morir- es el acceder al proceso creador que da la vida. El cuerpo muere y el espíritu es entregado a Dios (a los dioses) como la deuda contraída por habernos dado la vida.
Pero el cristianismo modifica el sacrificio de la muerte. La muerte y la salvación se vuelven personales, para los cristianos el individuo es el que cuenta.
Las creencias vuelven a unirse en cuanto que la vida sólo se justifica y trasciende cuando se realiza en la muerte.

La creencia de la muerte es el fin inevitable de un proceso natural. Lo vemos todos los días, las flores nacen y después mueren. Los animales nacen y después mueren. Nosotros nacemos, crecemos, nos reproducimos en nuestros hijos, después nos hacemos viejos y morimos. A menudo en un accidente perdemos a nuestros seres queridos, un amigo, un hijo o un hermano.
Es un hecho que la muerte existe, pero nadie piensa en su propia muerte. En las culturas contemporáneas la "muerte" es una palabra que no se pronuncia. Los mexicanos tampoco pensamos en nuestra propia muerte, pero no le tenemos miedo porque la fe religiosa nos da la fuerza para reconocerla y porque quizas también somos un poco indiferentes a la vida, supongo que así es como nos justificamos.

El desprecio, el miedo y el dolor que sentimos hacia la muerte se unen al culto que le profesamos. Es decir, que la muerte puede ser una venganza a la vida, porque nos libera de aquellas vanidades con las que vivimos y nos convierte, al final, a todos por igual en lo que somos, un montón de huesos.

Entonces la muerte se vuelve jocosa e irónica, la llamamos "calaca", "huesuda", "dentona", la "flaca", la "parca". Al hecho de morir de damos definiciones como "petatearse", "estirar la pata", "pelarse" morirse. Estas expresiones son permiten jugar y en tono de burla hacer refranes y versos.
En nuestros juegos está presente con las calaveritas de azúcar o recortes de papel, esqueletos coloridos, piñatas de esqueletos, títeres de esqueletos y cuando hacemos dibujos en caricaturas o historietas.

SOBRE EL DIA DE MUERTOS


Por: Pbro. Serafín Arzate Silva.
Iglesia de San Cristobal.
Durango y Nuevo Leon s/n
Col. Progeso
C.P. 39350
Acapulco, Gro. Mexico

El primero de noviembre es fiesta de todos los santos, es decir de todos los bienaventurados que ya están en el cielo gozando de Dios; como son los angeles, la Virgen María, los Apostoles, los niños bautizados y todos los demás santos que vivieron una vida ejemplar.

photo #1 Las ofrendas del dos de noviembre, que año con año se celebran, últlmamente les han llamado "El Culto a los Muertos". Esto es de tradición netamente popular. Esta tradición es variable según la costumbre de cada región, estado o nación, pero todos tienen un común denominador que es recordar a los muertos que fueron familiares o amigos. Les ponen comida: como panes, frutas y hasta bebidas alcohólicas y cigarros, según que hayan gustado de estos vicios. Lo bueno de este recuerdo es que puedan sobreturalizarlos; es decir, ofrendar con sentido de oración por el eterno descanso de sus almas que es desde luego lo más razonable y aceptable, menos lo que significan vicios.

Litúrgicamente hablando, o sean según las normas de la Iglesia Católica, el dos de noviembre, es un día señalado por la misma Iglesia para pedir de una manera especial por nuestros difuntos que murieron perdonados en cuanto a la culpa, pero no en cuanto a la pena, con la cual Dios las purifica completamente para que puedan entrar en el cielo; pues sabemos que al cielo nada manchado puede entrar.

La Iglesia Catolica como administradora de los méritos infinitos de la pascua de Cristo y de los méritos de todos los santos, hace derroche, de esos tesoros espirituales por medio de lndulgencias parciales y plenarias según que se cumplan con ciertos actos piadosos, como requisitos que manda la Iglesia Católica para ganarlas.

Pero lo más fuerte para ayudar a las almas de nuestros difuntos a purgar sus penas, es la Santa Misa aplicable por éllas, pues siempre lleva consigo una indulgencia plenaria.

Acapulco, Gro. Noviembre de 19


EL ALTAR DE MUERTOS

En algunos hogares de México es costumbre poner el altar de muertos.Antiguamente se ponía en la sala de la casa, a la vista de los visitantes y amigos. Hoy en día los podemos encontrar en el área más íntima de la casa. La fotografía de nuestro ser querido ocupa el lugar principal del altar y alrededor se colocan objetos que la persona disfrutaba en vida como: los platillos o alimentos que más le gustaban, sus cosas predilectas como un libro, cigarros, hasta la botella de licor que prefería. "...pues el difunto podria volver ese día a la casa y hay que atenderlo bien". También se colocan algunas imágenes religiosas, como una virgen, un cristo y algunos santos. Algunos objetos decorativos como: las flores de "Tzempaxuchitl", calaveritas de azúcar y el Pan de Muerto; son parte de la tradición antigua. También el copal y el incienso de olor penetrante que invaden el aire le dan un olor más místico, más pagano o misterioso haciendonos creer que realmente los muertos pueden venir. Ya en la noche, las velas, los cirios o las veladoras son encendidas en espera del ser querido que vendrá a visitarnos.

EN EL PANTEAON
photo at the cemetery




photo #2 photo #2

En todo México el primero y el dos de noviembre asisten a los panteones millones de personas
a saludar a sus muertos. Es un día en el que las familias se reunen, llevando flores, música o comida.Esta es una ocasión de reflexión, de arrepentimiento o de desahogo frente a la tumba del
ser querido que ya no está.

La Calaca. La muerte no siempre es solemnidad, se juega con ella, "...se invita a la "calaca" para que sea nuestra burla con versos que satirizan a todo y a todos"
Photo También nos la comemos en las calaveritas de azúcar que traen los nombres de las futuras víctimas, o bien saboreamos los huesos de la "pelona" sopeados en un espeso chocolate cuando comemos el pan de muertos. Las calaverias de azucar son las que se colocan en los altares, es común que en este día se hagan regalos de esta clase. Cartoon #2 Jose Guadalupe Posada (grabadista mexicano) utilizó su calaca "LaCatrina" para mofarse de la sociedad de principios de siglo.


La caricatura política ha sido la más recurrida en esta fecha.

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Cuentos y Leyendas del DIA DE MUERTOS

EL HOMBRE QUE RESUCITO TRES VECES

Cuento # 1.
Autor anónimo.
Dirección General de Culturas Populares de México.

Hubo un hombre en Tapotzingo que dicen fue muy malo en vida. Así fue desde que era soltero hasta su vejez, cuando empezó a enfermarse y no tardó mucho en morir.
Cuando la gente empezaba a cambiarle su ropa para llevarlo hasta el altar, notaron que se movía... resucitó y al ratito volvió a morirse, y de nuevo se movía y volvió a resucitar. Llegó a resucitar 3 veces.
Entonces empezó a contar lo que había visto arriba, en el cielo. Vio a una mujer que estaba lavando ropa sucia de excremento de zopilote. Le dijeron que esa mujer lavaba ropa los domingos porque no cuidaba esos días, siempre trabajaba. Eso les pasa a las mujeres que no guardan esos días, así se castiga. Vio también a un hombre que estaba dentro de una hoguera, en medio del fuego. Le dijeron que eso es lo que les pasa a los hombres que nunca hacen un favor, a los que nunca dan limosna en la iglesia.
Le dijeron entonces que regresara y que les contara a sus compañeros, que oyeran que no es bueno vivir con maldad en este mundo. Al ratito el hombre volvió a morirse y ya no volvió a resucitar. Había resucitado nada más para cumplir con lo que Dios le había ordenado que contara a sus compañeros.
Por fin se murió... le pusieron su ropa y lo colocaron en su caja, lo velaron durante la noche entera hasta que al día siguiente lo fueron a enterrar.

FRANCISCA Y LA MUERTE

Cuento # 2.
Cuento Cubano.
Dirección General de Culturas Populares de México.

- Santos y buenos días- dijo la muerte, y ninguno de los presentes la pudo reconocer. ¡Claro!, Venía la parca con su trenza retorcida bajo el sombrero y su mano amarilla en el bolsillo.
- Si no molesto -dijo-, quisiera saber dónde vive la señora Francisca.
- Pues mire- le respondieron, y asomándose a la puerta, un hombre señaló con su dedo rudo de labrador:
- Allá por los matorrales que bate el viento ¿ve? Hay un camino que sube la colina. Arriba hallará la casa.
- "Cumplida está", pensó la muerte, y dando las gracias echó a andar por el camino aquella mañana que, precisamente, había pocas nubes en el cielo y todo el azul resplandecía de luz.
Andando pues, miró la muerte la hora y vio que eran las siete de la mañana. Para la una y cuarto, pasado el meridiano, estaba en su lista cumplida ya la señora Francisca.
- "Menos mal, poco trabajo; un solo caso", se dijo satisfecha de no fatigarse la muerte y siguió su paso, metiéndose ahora por el camino apretado de romerillo y rocío.
Efectivamente, era el mes de mayo y con los aguaceros caídos no hubo semilla silvestre ni brote que se quedara bajo tierra sin salir al sol. Los retoños de las ceibas eran pura caoba transparente. El tronco del guayabo soltaba, a espacios, la corteza, dejando ver la carne limpia de la madera. Los cañaverales no tenían una sola hoja amarilla. Verde era todo, desde el suelo al aire y un olor a vida subiendo de las flores.
Natural que la muerte se tapara la nariz. Lógico también que ni siquiera mirara tanta rama llena de nidos, ni tanta abeja con su flor. Pero, ¿qué hacerse? ; estaba la muerte de paso por aquí, sin ser su reino.
Así pues echo y echo a andar la muerte por los caminos hasta llegar a casa de Francisca.
- Por favor, con Panchita -dijo adulona la muerte.
- Abuela salió temprano -contestó una nieta de oro, un poco temerosa aunque la parca seguía con su trenza bajo el sombrero y la mano en el bolsillo.
- ¿Y a qué hora regresa? -preguntó.
- ¡Quién lo sabe! -dijo la madre de la niña-. Depende de los quehaceres por el campo, anda trabajando.
Y la muerte se mordió el labio. No era para menos seguir dando rueda, por tanto mundo bonito y ajeno.
- Hace mucho sol. ¿Puedo esperarla aquí?
- Aquí quien viene tiene su casa. Pero puede que ella no regrese hasta el anochecer.
"¡Chin!", Pensó la muerte, "se me irá el tren de las cinco. NO; mejor voy a buscarla". Y levantando su voz, dijo la muerte:
- ¿Dónde, me dijo, pudiera encontrarla ahora?
- De madrugada salió a ordeñar. Seguramente estará en el maíz sembrando.
-¿Y dónde está el maizal? –preguntó la muerte.
- Siga la cerca y luego verá el campo arado detrás.
- Gracias- dijo secamente la muerte y echó a andar de nuevo.
Pero miró todo el extenso campo arado y no había un alma en él. Soltóse la trenza la muerte y rabió:
- "¡Vieja andariega, dónde te habrás metido!" Escupió y continuó su sendero sin tino. Una hora después de tener la trenza ardida bajo el sombrero y la nariz repugnada de tanto olor a hierba nueva, la muerte se topó con un caminante:
-Señor, ¿Pudiera usted decirme dónde está Francisca por estos caminos?
- Tiene suerte -dijo el caminante-, media hora lleva en casa de los Noriega. Está el niño enfermo y ella fue a sobarle el vientre.
- Gracias- dijo la muerte como un disparo, y apretó el paso.
Duro y fatigoso era el camino. Además, ahora tenía que hacerlo sobre un nuevo terreno arado, sin trillo, y ya se sabe cómo es de incómodo sentar el pie sobre el suelo irregular y tan esponjoso de frescura, que se pierde la mitad del esfuerzo. Así, por tanto, llegó la muerte hecha una lástima a casa de los Noriega.
- Con Francisca, a ver si me hace el favor.
- Ya se marchó.
- ¡Pero, cómo! ¿Así, tan de pronto?
-¿Por qué tan de pronto? -le respondieron-. Sólo vino a ayudarnos con el niño y ya lo hizo. ¿De qué extrañarse?
-Bueno... verá -dijo la muerte turbada-, es que siempre una hace la sobremesa en todo, digo yo.
- Entonces usted no conoce a Francisca.
- Tengo sus señas -dijo burocrática la impía.
- A ver; dígalas -esperó la madre. y la muerte dijo:
- Pues... con arrugas; desde luego ya son sesenta años.
- ¿Y qué más?
- Verá... el pelo blanco... casi ningún diente propio... la nariz, digamos...
- ¿Digamos qué?
- Filosa.
- ¿Eso es todo?
- Bueno... además de nombre y dos apellidos.
- Pero usted no ha hablado de sus ojos.
- Bien; nublados... sí, nublados han de ser... ahumados por los años.
- No, no la conoce -dijo la mujer-. Todo lo dicho está bien, pero no los ojos. Tiene menos tiempo en la mirada. Esa, a quien usted busca, no es Francisca.
Y salió la muerte otra vez al camino. Iba ahora indignada sin preocuparse mucho por la mano y la trenza, que medio se le asomaba bajo el ala del sombrero.
- Anduvo y anduvo. En casa de los González le dijeron que Francisca estaba a un tiro de ojo de allí, cortando pastura para la vaca de los nietos. Mas sólo vio la muerte la pastura recién cortada y nada de Francisca, ni siquiera la huella menuda de su paso.
Entonces la muerte, quien ya tenía los pies hinchados dentro de los botines enlodados, y la camisa negra, más que sudada, sacó su reloj y consultó la hora:
- "¡Dios! ¡Las cuatro y media! ¡Imposible! ¡Se me va el tren!" Y echó la muerte de regreso, maldiciendo.
Mientras,a dos kilómetros de allí, Francisca escardaba de malas hierbas el jardincito de la escuela. Un viejo conocido pasó a caballo y, sonriéndole, le echó a su manera el saludo cariñoso:
- Francisca, ¿cuándo te vas a morir? -
Ella se incorporó asomando medio cuerpo sobre las rosas y le devolvió el saludo alegre:
- Nunca -dijo-, siempre hay algo que hacer.

ALTAR de MUERTOS


Hay altares para todos los gustos, presupuestos y de todos tamaños. Se arman altares de 7 escalones; otros son sólo de dos, los cuales representan el cielo y la tierra y, otros son de tres, que según la cultura significan el Cielo - los adornos que están sobres la mesa-, la Tierra -la mesa- y el Inframundo -debajo de la mesa-.

Esta tradición cambia de acuerdo a la situación geográfica.

Aquí te presentamos varias opciones de altar para que decidas cuál quieres montar de acuerdo a tus posibilidades


Altar de 7 escalones
Altar de 3 niveles
Altar de 2 escalones
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Otras Paginas sobre el Dia de Muertos y Altares de Muertos

Costumbres del Dia de Muertos
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Dia de Muertos en JANITZIO
El Altar de Muertos en Terra
Día de Muertos | Días festivos y celebraciones en México
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Día de Muertos en Yucatan
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